La
descripción de una persona: el retrato y el autorretrato
Describir es
expresar con palabras las características más reseñables de una persona,
animal, objeto, paisaje, situación,..., tal y como si el lector lo tuviera
delante y lo estuviera percibiendo con sus propios sentidos, ya que la función
de la descripción es provocar en el lector una impresión similar a la que tiene el autor.
Los rasgos que
pueden aparecer en la descripción de una persona son los siguientes:
- Rasgos físicos
- Rasgos de personalidad
- Carácter
- Gustos o aficiones
- Hábitos
- Habilidades
- Rasgos familiares
- Rasgos que expresan los sentimientos u opiniones que el
personaje produce en el autor
Al describir, el
autor hace uso de todos sus sentidos para recopilar información, gracias a la
observación minuciosa de la persona. Es decir, puede utilizar la vista, el
olfato, el oído, el tacto,... Además de esto, puede expresar los sentimientos
que le afloran al pensar en el protagonista de la descripción. No obstante, se
deben seleccionar los rasgos más reseñables. A continuación, es necesario
ordenar dichos rasgos con sentido. Esta organización la elegirá el autor
teniendo en cuenta sus propios criterios, pero sin olvidar que tiene que tener
una lógica, un porqué.
Pasos previos a
seguir en la elaboración de una descripción:
- Observación minuciosa de la persona (gracias a todos
los sentidos y sentimientos del autor)
- Recogida de datos a través de una “lluvia de ideas”
- Selección de los rasgos más reseñables.
- Organización y orden específico de los rasgos elegidos,
siguiendo un criterio coherente.
- Repaso minucioso del trabajo realizado.
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